miércoles, 25 de julio de 2012

{Capítulo 5}


-No soy tan importante, Justin.
-Para mi si lo eres –busca mis ojos ahora- para mi eres mi válvula de escape. Eres en quien pienso cuando todo me sobrepasa, eres a quien acudo cuando estoy a punto de venirme abajo. Por ti.
-Ya lo sé –murmuro entre sus brazos, que ahora me aprietan con fuerza contra el.
-Pero todo eso me da igual –sonríe- yo quiero estar contigo.
-Yo también.

Todo parece perfecto. Ambos estamos juntos, aunque sea una vez al mes Justin siempre se escapa para verme. Sé que nuestra relación es complicada. Sé que muchas veces las relaciones a distancia no funcionan. Pero ambos luchamos por ello. Ambos estamos aquí, peleando.

Veo a alguien acercarse desde lejos. Alzo la cabeza para ver de quien se trata y me quedo helada al reconocerle.

-Scott –murmuro para mí.
-¿Qué?
-Scott viene hacia aquí –señalo al chico con la cabeza.
-¿Qué hace aquí? –se sienta sobre el césped- ¿te ha visto?
-Creo que si –me siento también.


Y efectivamente, al cabo de unos minutos Scott se para en el camino de arena que parte el parque en dos y espera, sabiendo que iré a recibirlo. Me pongo de pié y me acerco a él en silencio.

-¿Qué haces aquí? –digo, parándome sobre el borde del césped, sin pisar la arena.
-Hola –veo que se abalanza sobre mí y me veo envuelta en un abrazo del que no puedo zafarme.
-¿Qué haces aquí? –repito cuando se aparta.
-Te he visto desde el otro lado y he venido a saludar –Scott aparta la vista hacia su derecha. Yo le sigo con la mirada y veo a Justin a mi lado.
-Ah… -digo indiferente, deseando que se vaya para que esto no acabe mal.
-¿Quién es… –pregunta Scott señalando a mi lado.
-Justin –contesta el seco, y se acerca un poco más a mí.

Justin busca mi mano sin dejar de mirar fijamente a Scott, la coge y entonces puedo notar que está muy tenso. Esto no va a acabar bien.

-¿Justin? ¿Justin Bieber? ¿El de la tele? –se sorprende.
-No soy de la tele –espeta.

Scott me mira pidiendo una explicación.

-Es amigo mío –le digo- ha venido a verme.
-¿Has venido a verla desde la otra punta? –Scott parece bastante sorprendido, pero se que el ya lo sabía, pues le vi persiguiéndonos esta mañana, aunque no quise decirle nada a Justin, puesto que se que le odia por lo que me hizo.
-Si –dice seco.

Estrecho la mano de Justin para intentar pedirle que se relaje. Este lo capta y sonríe, aunque forzadamente.

-Yo soy Scott –se presenta ahora- ¿te ha dicho Sweden que salimos?
-Hace dos años –asegura Justin- si, me lo ha dicho.

Puedo notar como el cuerpo de Justin está en continua tensión, como si intentara controlar el deseo de abalanzarse sobre él. Sé que nunca había hablado antes con Scott, pero le conoce mejor de lo que él piensa. Justin ha vivido los malos momentos que pasé con Scott, él lo sabe todo. Sabe que lo pasé mal, sabe que me costó salir de aquello. No porque yo no tuviera fuerza para hacerlo, sino porque Scott era más fuerte. Porque Scott me lo impidió. El no me dejaba marchar, y de no haber sido por Justin aún seguiría con él, o puede que simplemente ya no estuviera aquí. Fue un infierno desde el principio.

-Así que sois… amigos… ¿eh? –vacila.
-Si –intervengo yo.
-Pues no lo parece –señala nuestras manos unidas con una mueca.

Sé que Justin, esta vez, me ha dado la mano para darme confianza, pero sobre todo lo ha hecho para que Scott vea que Justin es capaz de todo para demostrarle que está conmigo. De una forma y otra, eso significa “no te acerques, estoy con ella” en el lenguaje de los hombres. Aunque parece que Scott no quiere enterarse.

-Buenos amigos –insiste Justin.
-Yo soy tu amigo y a mí no me das la mano –bufa Scott en mi dirección. Parece irritado.

Yo no digo nada, a mi lado, Justin le observa atento.

Lo cierto es que desde que logré alejarme de Scott nunca he querido volver a mantener ningún tipo de relación con él. Insiste en que somos amigos y así parece manifestarlo cuando hay gente delante. En cambio, cuando nos cruzamos por la calle y no hay nadie más, le ignoro. Y el también me ignora. No quiero nada de él. Nada.

-Entonces –se acerca a mí rompiendo el hilo de mis pensamientos- yo también puedo hacerlo.

Veo como Scott se acerca más a mí. Coge la mano que tengo libre y sonríe arrogante. En ese momento Justin da un paso hacia delante y sé que si no hago algo, le partirá la cara. Alzo mi mano derecha entrelazada con la de Justin y la apoyo contra su pecho pidiéndole tranquilidad, hago fuerza hacia atrás intentando que retroceda. El se resiste, así que yo intervengo deprisa.

-Porque no es lo mismo –doy un paso adelante y me zafo de la mano de Scott, pegajosa y húmeda.
Noto que Justin para de ejercer fuerza al ver que controlo la situación, pero su mirada es asesina hacia Scott. Se mantiene a alerta.

-Claro que si –vuelve a cogerla, esta vez con fuerza. Y noto que me hace daño.

Justin se suelta de mi mano, da unos pasos rápidamente y antes de que pueda darme cuenta, le da un manotazo a Scott, quien retrocede frotándose la mano por el golpe de Justin.

-Te ha dicho que no –ladra Justin, encarándose.
-Eh, tranquilo –Scott parece contento de haber conseguido sacar de sus casillas a Justin. Estoy segura de que es lo que buscaba –hombretón –y se encara con él.

En ese momento veo a dos chicos, uno frente al otro. Sé que Scott solo quiere hacer que Justin se irrite, pero el ya lo venía de casa. En realidad creo que llevaba mucho tiempo esperando este momento. Y si a eso le añades el odio que él le tiene hacia Scott, la mezcla no es nada buena. Justin no suele ser de los de palabras.

-¿Eres imbécil? –gruñe Justin acercándose más a él.

Sin pensarlo corro para ponerme en medio. Lo consigo antes de que uno de los dos de el primer golpe.

-¡Eh, parad! –grito mientras los separo extendiendo los brazos todo lo que puedo.

Justin ve que estoy en medio de la trayectoria de cualquier golpe, por lo que rápidamente deja caer el brazo sobre sí mismo deshaciendo el puño. Mientras que Scott sigue amenazando con pegarle primero. Justin me coge casi en peso y en menos de un segundo estoy tras el de nuevo.

-¡Justin no! ¡Para! –Vuelvo a ponerme delante de él- hazlo por mí –le miro a los ojos.

Miro a Scott y veo que ahora ha retrocedido otro paso. Se ha dado cuenta de que de no ser por mí, ahora estaría en el suelo. Justin es más fuerte que el.

-Será mejor que te vayas –le digo a Scott.
-Está bien –mira a Justin y después a mi- ¿me das un abrazo?
-No –digo seca- vete.
-Pero…
-¡Que te vayas! No quiero que vuelvas a acercarte a mi –espeto.
-Como quieras –Scott le dedica una última mirada de asco a Justin y después, tras sonreír amargamente se marcha.

Espero unos minutos hasta ver que dobla la esquina varios metro más adelante y por fin se que está lejos.


Cuando Scott ha desaparecido de nuestra vista, me doy la vuelta y veo a Justin sentado sobre el reposabrazos de uno de los bancos de piedra que hay a nuestro lado.

-Ven aquí –me pide.

Me acerco y este abre sus brazos. Dudo un momento en si ir o no hacia él, ya que después de el pequeño altercado me siento incomoda. Me siento mal por haber obligado a Justin a entrar en esa situación. Scott es imbécil. Miro a Justin y veo que el ha olvidad lo ocurrido en apenas unos segundos, ya que una sonrisa vuelve a llenar su cara, los ojos le brillan bajo el sol y me espera con los brazos extendidos, pidiéndome que avance, que avance hasta el.

-¿Y a mí? ¿Me das un abrazo? –sonríe cambiando radicalmente de tema, ya que ve la expresión de mi cara.
-Si –sonrío ahora más tranquila.

Me dejo caer en sus brazos, fuertes y delicados a la vez. Le abrazo fuerte y me quedo ahí durante unos minutos. Si por mi fuera estaría ahí toda mi vida, pero creo que ya ha sido suficiente y decido que aunque no quiera, debo quitarme. Intento alejarme pero siento que Justin ejerce más fuerza para acercarme a él de nuevo. Me veo pegada a su cuerpo otra vez.

-No te separes –susurra en mi oído.

Y sé que estoy y he estado siempre en lo cierto. Me quiere de la misma forma que yo le quiero a él. Siempre me ha querido. Siempre le he querido. Y ahora me siento una idiota por no haberlo sabido antes. Por no haber intentado que esto funcionara. Por no haber luchado más por él.

-Vale –respondo también en su oído en un susurro casi inteligible.

Justin aleja sus brazos un momento, para luego posar sus manos sobre mis caderas y atraer mi cintura hacia él. Los dos quedamos pegados y entonces comprendo lo que está buscando. 
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