-No te
separes –susurra en mi oído.
Y sé que
estoy y he estado siempre en lo cierto. Me quiere de la misma forma que yo le
quiero a él. Siempre me ha querido. Siempre le he querido. Y ahora me siento
una idiota por no haberlo sabido antes. Por no haber intentado que esto
funcionara. Por no haber luchado más por él.
-Vale
–respondo también en su oído en un susurro casi inteligible.
Justin aleja
sus brazos un momento, para luego posar sus manos sobre mis caderas y atraer mi
cintura hacia él. Los dos quedamos pegados y entonces comprendo lo que está
buscando.
Noto como el
cuerpo de Justin desprende calor. Sus manos me atraen cada vez más hacia él
hasta el punto en el que nuestros cuerpos chocan y me veo pegada al suyo. Este
no mueve sus manos, sino que las aprieta un poco más sobre mis caderas, como si
quisiera entrar en ellas. Alzo la vista y me encuentro directamente con sus
ojos color miel, que me miran fijamente buscando algo que no se si estoy
preparada para darle.
Pienso
durante un momento en lo qué se supone que está pasando pero es imposible. Mi
mente está en blanco. Solo puedo verle a él. Sus ojos, solo puedo sentir su
cuerpo contra el mío y sus manos ejerciendo fuerza sobre mis caderas. Justin
comienza a acercar su cara hacia la mía y yo no puedo moverme. En un momento
siento su aliento y yo también dejo escapar el mío haciendo que choquen.
Escasos milímetros separan nuestros labios de lo que parece inevitable. Como un
acto reflejo desplazo mi mano hacia su cuello mientras noto que el calor me
invade. Sé que él puede ver que estoy nerviosa. Sé que puede sentirlo. Pero yo
también lo siento. Justin sonríe dejando ver sus perfectos dientes y entonces,
cierra los ojos haciendo que su nariz roce la mía. Nuestros labios se tocan
durante un momento y entonces retrocede, solo un milímetro, para después coger
impulso y prepararse para sumergirse de lleno en mi boca, que le espera
ansiosa. Pero no lo hace. Porque en ese momento ambos sentimos algo que nos
sobresalta. A mi más que a él. De repente me quedo muy quieta. Noto que algo
vibra en la parte de arriba de sus pantalones. Un movimiento que hace que no
sepa si alejarme o quedarme inmóvil. Justin se asusta y retrocede entonces
haciendo el trabajo de los dos. Sonríe y aparta sus manos de mis caderas. Veo
que su cara ahora se torna burlona.
-Es el móvil
–susurra todavía lo bastante cerca de mí como para que note su aliento.
Me alejo de él
para dejar que conteste, pero no lo hace. Había pensado mal. Solo es el móvil.
Sweden, estúpida. Él lo sabía. Veo que lo saca del bolsillo aún con una mano
sobre mí y lo pone en silencio sin ni siquiera mirar quien está llamándole.
Vuelve a meterlo en su bolsillo y me atrae de nuevo hacia él.
-Tranquila
–murmura- no es nada.
Veo que
vuelve a repetir los anteriores pasos y me pega contra él mientras fija sus
ojos en mis labios. El móvil ha dejado de sonar para después volver a hacerlo.
Tiene que ser importante así que me separo para romper la tensión que se ha
creado.
-Contesta
–susurro obligándome a separarme de él.
-No importa
–hace una mueca- ven.
-No,
contesta –esto es ridículo- hazlo. Tranquilo.
Y Justin,
contra su voluntad lo saca del bolsillo para ver que sigue sonando.
-¿Quién es?
–se lo lleva a la oreja sin ganas.
Yo separo mi
cuerpo del suyo, pero él no deja que me aleje, así que me apoyo sobre sus
rodillas y me quedo fijamente mirando el césped de espaldas a él, mientras él
juega con los dedos de mi mano derecha. Entrelazando uno y después el otro con
los suyos.
Puedo oír a
quien está al otro lado ya que estoy cerca. Es un chico. Joven, al momento
reconozco la voz.
-Ryan, ¿Qué
quieres? Estoy ocupado –murmura Justin.
-Quería
saber dónde estabas, has desaparecido. Creía que ibas a venir a Canadá esta
semana –reprocha la voz.
-No he
podido –responde Justin- ahora estoy en España, pero dentro de unos días volaré
a Stratford.
-¿Qué
demonios haces en Esp… -y entonces el silencio se hace durante unos segundos-
estás con ella ¿no? –parece molesto.
-Lo estoy
–responde él, y puedo ver por el rabillo del ojo que esboza una sonrisa.
-Scooter me
llamó esta mañana para preguntar si estabas conmigo.
-Solo mi
madre sabe que estoy aquí.
-Te estás
jugando mucho, Justin –la voz de Ryan es grave.
-Es mi
semana libre ¿vale? –Ahora Justin parece ponerse serio- puedo hacer lo que
quiera. Y ya sabes por qué estoy aquí. –guarda silencio durante un momento- ya
sabes que no me han secuestrado ¿algo más? Estaba en medio de algo importante.
-Solo quería
saber que estas bien –la voz de Ryan se torna dulce al ver que a su amigo le ha
molestado ese último comentario- ¿estás con ella ahora mismo?
-S-si.
-¿Puedo
saludarla? –me parece oír una pequeña risa nerviosa al otro lado del teléfono,
pero no estoy segura.
Me doy la
vuelta para mirar a Justin a la cara y este sonríe tendiéndome el móvil. Lo
cojo nerviosa y espero a que hable.
-¿Hola? –Dice
la voz- ¿Sweden? –se que sonríe.
-Hola Ryan,
¿Qué tal? –me relajo al ver que no está molesto por haber secuestrado a su
amigo.
Conocí a
Ryan una semana después de encontrarme con Justin en Atlanta. Recuerdo que
Justin fue a buscarlo al aeropuerto para que pasara unos días con él y me lo
presentó esa misma tarde. También recuero que tuvieron una pequeña discusión ya
que Ryan parecía especialmente interesado en mí, pero Justin no quería que
aquello llegara a más. No entendí muy bien el por qué… hasta ahora.
-Bueno, ya
nos veremos –dice él tras unos minutos de conversación- pásame a Justin.
Sin decir
nada más, le devuelvo el teléfono a Justin y sonrío al ver que no hay ningún
problema entre ese chico y yo.
-Tengo que
dejarte, ya te llamaré cuando llegue a California ¿vale? –dice Justin mientras
noto que me mira fijamente, aunque yo vuelvo a estar de espaldas.
-Está bien.
Ten cuidado con lo que haces.
Justin
cuelga y mete el teléfono a su bolsillo.
-Vamos al
césped –dice dirigiéndose al mismo sitio en el que habíamos estado antes de que
Scott nos interrumpiese.
-Creo que a
Ryan no le caigo bien –digo mientras apoyo mi cabeza sobre el pecho de Justin
una vez nos hemos acostado sobre el césped fresco.
-Claro que
le caes bien –me rodea con su brazo- es solo que te tiene algo de envidia
porque te veo más a ti que a él.
-¿Y por qué?
-Bueno, Ryan
y yo somos buenos amigos, pero él sigue en el instituto y siempre está liado
con sus cosas. Voy a verle cuando tengo un hueco.
-Cuando
tienes un hueco y no estás aquí –sonrío.
-Exacto –me
devuelve la sonrisa.
Durante los
próximos diez minutos permanecemos callados, ambos mirando al cielo y pensando
en lo que hace un rato podría haber pasado. Miro de reojo a Justin y veo que
sonríe. Siempre recuerdo a Justin así. Sonriendo. La mayor parte del tiempo que
estamos juntos lo hace, y por eso me encanta.
-Oye Justin…
-murmuro aún con la mirada fija en las nubes.
-¿Si? –el
hace lo mismo.
-Siento
mucho lo de Scott.
-No pasa
nada, tú no tienes la culpa de que sea un imbécil –noto que su mandíbula se
tensa al recordarle, pero sonríe de todas formas- además, yo soy el que tiene
que pedirte perdón.
-¿Por qué?
-No debería
haber actuado así. Cuando nos encaramos y tú te metiste en medio, debería haber
parado de inmediato. Podría haberte hecho daño.
-No lo
hiciste.
-Ya sé que
no lo hice, pero tuve miedo –traga saliva- por ti.
-No tienes
que tenerlo, Justin.
-No quiero
que ese tipo se acerque a ti. No quiero que vuelva a hacerte daño nunca más. No
quiero que te mire, porque si me entero de que vuelve a ponerte una mano encima
yo mismo le arrancaré la cabeza.
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ResponderEliminarBesos de una super lectoora para una super escritoraa! *.*